A Mariam

12.05.2010 00:52

 

Cuántas veces perseguí sin suerte esa sombra esquiva
que grabada llevo desde que mi alma empezó a querer.
Cuántas veces quise ver el rostro de mi eterno sueño
en la llama ardiente, de cualquier historia,
                               de cualquier mujer.

Cuántas veces deseé a gritos leer silencios,
abrir caricias, soñar espacios, tocar su piel.
Cuántas veces dibujé su cuerpo en el azul del cielo
con la nostalgia que nos trae el rojo
                               de un atardecer.

Cuántas veces llamé a mil puertas trémulo y ansioso
por ver si guardaba tras su fachada su desnudez.
Cuántas veces recé, a oscuras, pá que el destino,
me arrastrara, como en mis sueños,
                               ante sus pies.

Hasta que un día, sentí en mi espalda un cálido aliento
y al darme la vuelta, buscando unos labios, te encontré.
Y hoy desnuda, como un libro abierto, reflejas el rostro
de aquella sombra desconocida
                               que yo siempre deseé.

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